En el mundo hay dos tipos de personas: las que viven con los pies en la tierra y las que sueñan despiertas.
Las primeras son las que buscan tener seguridad.
Estudian una carrera con salidas, consiguen un trabajo fijo, no toman grandes riesgos y siguen la corriente de la sociedad.
Las segundas vivimos en la incertidumbre, siempre estamos ideando nuevos proyectos y preguntándonos “¿y por qué no?”
A las soñadoras nos llaman locas.
Yo prefiero llamarnos visionarias.
Porque si no hubiera soñado en grande, Valentina Tereshkova no habría sido la primera mujer en viajar al espacio.
Mary Kay no habría fundado una de las empresas de belleza más famosas.
Madame CJ Walker no habría construido el imperio que la convirtió en la primera mujer millonaria de su país.
Si no te permites soñar, estás corriendo el riesgo de perderte lo más increíble que te pueda llegar a ocurrir.
Y no te hablo de convertirte en millonaria…
Pero sí de facturar los primeros 100.000€ con tu negocio. Porque sé que es posible.